Nos atrevemos ahora con un arroz trufado, que básicamente es una especie de risotto aromatizado con aceite de trufa blanca, lo ideal es echar trufa rallada pero… cuando no hay, no hay. Aviso, es cansado y hay que tener buenos biceps… pero el resultado es impresionante. La receta está un poco tuneada y viene de un curso al que asistí recientemente impartido por Carmelo Bosque, del Lillas Pastia, en Huesca.
Ingredientes (para 2 personas):
- 1 litro de caldo de pollo (Ver receta de caldo de pollo)
- 200 gramos de arroz
- 1 cebolla tierna
- 2 cucharadas de queso mascarpone
- 30 gr de queso parmesano rallado
- 2 cucharadas de mantequilla
- Sal
- Aceite de trufa blanca
Preparación:
- Ponemos a calentar el caldo en un cazo o cazuela distinta a la del arroz, debe estar siempre caliente para no cortar la cocción del arroz cuando añadamos el caldo.
- Picamos la cebolla tierna.
- En una cazuela, ponemos la mantequilla, la dejamos fundirse y pochamos la cebolla.
- Cuando la cebolla esté pochada, echamos el arroz y removemos, bajamos el fuego para que no se tueste, lo removeremos durante 2 minutos.
- Pasado este tiempo añadimos parte del caldo, pero sólo cubrimos el arroz.
- Ahora viene la parte dura, sin dejar de remover en ningún momento, porque si no se nos pegará el arroz, vamos añadiendo el caldo poco a poco conforme vaya siendo absorbido. Aproximadamente el arroz estará hecho en 18 minutos. A mitad de cocción (a los 9 minutos) añadiremos una cucharada de aceite de trufa blanca.
- Una vez esté cocido el arroz, añadiremos el queso mascarpone, daremos vueltas hasta que se funda.
- Fundido el mascarpone, añadiremos el parmesano rallado y daremos vueltas de nuevo hasta que se funda.
Notas:
Si tenemos trufa de verdad, podemos ponerla rallada en vez de emplear el aceite de trufa blanca.
Muy importante, no dejar de remover.
Hay que servirlo nada más hacerlo, si no, corremos el riesgo de que quede como para coger ladrillos.